“En la Argentina hay un Presidente que pretende levantar las restricciones a las importaciones y en los Estados Unidos llega otro, el verdadero Trump, que restringirá aún más el ingreso de productos importados a su país”
Gustavo González, Perfil
El presidente Milei está esperanzado en la ayuda que Donald Trump pudiera darle con el FMI y con acuerdos bilaterales. Con ser ambos populistas de ultraderecha, hay un abismo entre el aperturismo de nuestro presidente y el proteccionismo del próximo mandatario de los Estados Unidos. Ello puede ser perjudicial, se manera indirecta, para los países emergentes como el nuestro. En 2025 se verá.
A pocos días de cumplir un año en el gobierno, Javier Milei ha podido componer algunos éxitos de la macroeconomía que le han valido no sólo adhesiones sociales sino la expectativa del traslado de la mejora a los bolsillos de la gente para 2025.
Si ello se produce, o si, aunque más no sea, comienza una lenta recuperación de la economía doméstica, seguramente lo tendrá con altas chances de llevarse un triunfo histórico, que le permitirá una composición legislativa mucho más favorable a la de sus dos primeros años.
Sin embargo, aunque varios analistas económicos plantean un conjunto de acechanzas para el futuro próximo, el gobierno está inmerso en un proceso de júbilo que lo lleva a encerrarse aún más sobre sí mismo y sus políticas.
El pesimismo no es buen condimento para un gobernante, pero el optimismo ciego suele dar desagradables sorpresas o por lo menos hacernos bajar la guardia y ser sorprendidos por acontecimientos negativos.
Creo que sólo una parte modesta de los objetivos está cumplida, aún cuando tampoco hay seguridad de continuidad en un país como el nuestro en que la volubilidad es regla cierta.
The other MAGA president
Para felicidad de Javier Milei, el triunfo electoral de Donald Trump, parece allanarle un camino con un aliado ¿ideológico? al mando de la, todavía, mayor potencia del mundo.
“The other MAGA president”, lo calificó la revista e Yorker en reciente artículo suscripto por el laureado periodista Jon Lee Anderson, en entrevista personal con Milei. MAGA es un acrónimo de “Make América Great Again” (Hacer América Grande Otra Vez), equiparándolo a Trump.
Pero, si ingresamos al análisis fino, no existe una total identidad de pensamiento y de acción entre Donald Trump y Javier Milei, especialmente en materia económica.
Es cierto, el presidente argentino está cortado políticamente con la misma tijera del magnate estadounidense. Ambos comparten la misma matriz autoritaria, que Trump ya demostró en su primera presidencia.
“Trump y Milei son dos exponentes de la nueva ultraderecha mundial”
Por decirlo, son cultores de lo políticamente incorrecto respecto a las tendencias internacionales de las democracias occidentales. Son contrarios a la mirada atenta sobre la ecología, la protección del ambiente, la no discriminación, los derechos humanos, la agenda ONU 2030.
Si tuviésemos que ubicarlos en el espectro ideológico tradicional, diríamos que son populistas de ultraderecha, con el método de gobernar con una singular concentración del poder que hace prevalecer la propia personalidad del “líder” por sobre las instituciones.
Ese fue el camino de Trump en su primera presidencia y seguramente lo potenciará en la que inicia el próximo 20 de enero. Milei transita la misma senda, pavimentada por sus propias “locuras”.
Trump no es Milei ni Milei es Trump
Pero la Argentina no es Estados Unidos, ni viceversa. Y, en alguna medida, lo que conviene a uno no es trasladable automáticamente al otro. Es decir, del dicho al hecho hay mucho trecho, de la sonrisa y el abrazo a las medidas concretas, también.
Javier Milei es un paleolibertario con una concepción anarcocapitalista, refractario casi total al estado tal cual lo concebimos. Para él, la liberación del mercado debe ser total, tanto en lo interno como en lo internacional. Es un ferviente discípulo de Murray Rothbard, el creador de la tesis libertaria de un populismo de derecha.
Tal las cosas que nuestro país está eliminando aranceles a la importación, y está abriendo las puertas al ingreso casi ilimitado de productos importados, que consideran una manera de regular los precios internos a través de la competencia con lo extranjero.
“Uno proteccionista, el otro aperturista total, en lo económico no son lo mismo”
No fue raro que ni el Presidente ni su Ministro de Economía asistieran a la reunión de la Unión Industrial Argentina, en la que iban a escuchar reclamos sobre la protección de la industria nacional.
Esos empresarios, que se cansaron de aplaudir a Milei, no podían ignorar que esa fue siempre la política del libertario, la eliminación de aranceles, la libre importación, la competencia.
Nuestro país está presidido por un presidente absolutamente aperturista en lo económico, en Estados Unidos está llegando uno que es absolutamente lo contrario: el proteccionista número uno. Si fuera otro, nuestro libertario ya lo estaría calificando como “zurdo de mierda”
Se propone arancelar las importaciones, tanto de su contendiente comercial, China, como de la mayoría de los países, en protección de su propia industria. Milei se encontrará, entonces, que las mercaderías norteamericanas ingresarán a la Argentina sin aranceles, pero que nuestros productos deberán pagarlos si pretenden ingresar al país del Norte.
Milei es un libertario de libro. Debería preguntarle a Trump si leyó alguna vez a Rothbard, especialmente cuando expresa en sus textos que “el ímpetu del proteccionismo proviene de la búsqueda de privilegios coaccionados y de la restricción del comercio a expensas de competidores y consumidores eficientes”.
Tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos
En suma, hasta dónde la asunción de Trump puede ser beneficioso para la Argentina, especialmente cuando nosotros eliminamos las barreras arancelarias y el estadounidense se propone reforzarlas y crear una verdadera guerra comercial dónde, seguramente, los más débiles serán las víctimas.
Según algunos analistas económicos, la política arancelaria de Trump podría provocar en el país del norte presiones inflacionarias, una suba de la tasa de interés, los capitales saldrían o no se interesarían en los mercados emergentes (caso de la Argentina), la monedas de esos países se devaluarían bruscamente.
“Con el tiempo sabremos si el Trump proteccionista es buena medicina para nuestro país”
O sea, veneno para nuestro país, porque desaparecerían la mecánica festiva del carry trade, el atraso cambiario inducido y la desinflación se detendría.
Es cierto, Trump podría abogar ante el FMI por una reprogramación de nuestra gigantesca deuda con el organismo y la llegada de fondos frescos, que probablemente adelantarían la eliminación del cepo cambiario y buenas noticias antes de las elecciones.
En suma, nada está definitivamente dicho en cuanto a la sustentabilidad del plan económico libertario y su evolución en el tiempo, menos aún que la política del futuro presidente norteamericano vaya a ser significativamente positiva para nuestro y país.
El periodista Marcelo Falak nos recordó la frase que eternizó el mexicano Nemesio García Naranjo, y que me permito parafrasearla: “Pobre Argentina, tan lejos de Dios y tan cerca de los Estados Unidos”. Que así no sea.