La era de los supermosquitos


Se vuelven resistentes a los insecticidas, igual que las bacterias a los antibióticos. En el norte y centro del país ya se registran mutaciones. Ciencia y salud en la nota de la semana de revista Acción.

De acuerdo con datos oficiales del Ministerio de Salud, hasta noviembre de 2024 se habían notificado en el país 771.818 casos de dengue, con concentración en la región Noroeste y el área Centro. Entre las herramientas para combatir este arbovirus (transmitido por antrópodos, en este caso el mosquito Aedes aegypti) actualmente se hallan la inmunización, muy valiosa junto con el descacharrado, el uso de repelentes y mosquiteros y también la fumigación de las áreas donde se encuentra el vector. Pero, ¿qué ocurre cuando el mosquito se vuelve resistente a los insecticidas? Recientemente, investigadoras e investigadores bonaerenses confirmaron la presencia y la expansión en esa provincia de tres mutaciones génicas en mosquitos de la especie Aedes aegypti que los vuelven resistentes a los insecticidas tradicionales, algo que va en aumento.​​​​​​​

«Publicamos dos trabajos con el tema, uno de 2023 y otro de 2024, en noviembre último. En 2023 usamos unos mosquitos, guardados de 2018, para analizar, mediante marcadores genéticos, las mutaciones que los hacían resistentes a los insecticidas tradicionales. Eran mosquitos de Jujuy, de Calilegua, y de Tartagal, en Salta, y también de diversos municipios de la provincia de Buenos Aires. Lo que vimos es que, en Jujuy, de las tres mutaciones que se conocen y que los hacen resistentes a insecticidas, había dos; en Salta, también. En cambio, en la provincia de Buenos Aires había mosquitos sensibles y algunos que tenían una de las dos mutaciones. Luego, en colaboración con grupos de Anlis Malbrán y del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (CEPAVE), de la Universidad de La Plata, hicimos un screening en 16 municipios del área metropolitana de Buenos Aires y encontramos que en 2023 ya están las dos mutaciones, las que estaban en Jujuy y Salta, algo que en 2018 no pasaba», detalló en diálogo con Acción Sheila Ons, investigadora principal del Conicet, del Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada, quien trabajó multidisciplinariamente con el Laboratorio de Neurobiología de Insectos, el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas y el Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores. Los científicos comprobaron que estas mutaciones estaban correlacionadas con el uso intensivo de insecticidas piretroides.

Información estratégica e investigación​​​​​​​​​​​​​​

El estudio, financiado por la convocatoria Ideas Proyecto de la Comisión de Investigaciones Científicas, allanó el camino para el uso racional y focalizado de estas sustancias solamente cuando esté indicado, en el control de focos de dengue y con gente que sepa cómo hacerlo, para retrasar la resistencia todo lo que sea posible. Por otro lado, los científicos bonaerenses se focalizan en la llamada técnica del silenciamiento génico. Para entenderla, hay que saber que existe un mecanismo biológico llamado RNA de interferencia (ARNi) mediante el cual se puede lograr que determinados genes, en este caso involucrados en la supervivencia de los mosquitos, no se expresen. «Lo que se hace es darles a los mosquitos una molécula biológica biocompatible y amigable con el medioambiente, esta molécula logra que se repriman genes específicos, los que están involucrados con la supervivencia, entonces el mosquito muere, porque ese gen no se va a expresar más, el mosquito deja de tener la resistencia al insecticida», explica la investigadora.

En esta línea, también se puede apuntar a silenciar los genes relacionados con la reproducción, para impedir el desarrollo de los ovarios en las hembras. Esta nueva técnica llamada RNA interferente es auspiciosa ya que no tendría, además, problemas como la acumulación tóxica en el ambiente ni afectaría a otros polinizadores como abejas o mariposas, que son benéficos.